Tenemos Tanto que Contar es un proyecto ganador del Fondo del Libro 2009, ejecutado por los monitores de la Corporación Letras de Chile en convenio con Un Techo para Chile. MUCHAS DE LAS FOTOS, TALVEZ LA MAYORÍA HAN SIDO TOMADAS POR LOS NIÑOS QUE PARTICIPAN EN EL TALLER.

martes, 2 de febrero de 2010

Sesión número dieciseis - Final - Taller de cuenta cuentos Juan Pablo II - Lo Barnechea




La sesión final la habíamos dejado para el último sábado de enero pero me llama Cristina que están con Stephanie en el centro viendo a la pequeña gigante y que seguramente la mayoría de los niños, al igual que todos los de Santiago, están en lo mismo. Decidimos postergar la última reunión para el martes siguiente. Lo confirmamos el lunes y ahí ya sé que será dificil que estén presentes las madres, incluso la misma Cristina, por problemas de trabajo, pero no podemos cambiar la fecha porque los niños, los que están en Santiago, están esperando.

Además de las pequeñas de siempre vienen Antonia, Kihare, Camila, Bárbara y dos chiquitas a las que les están cuidando las más grandes. Esta vez propongo únicamente conversar. No leemos cuentos sino que conversamos sobre lo que les ha parecido el taller y sobre los cuentos que les ha gustado.

Camila y Bárbara quieren volver en marzo, les gustó y por diversas razones no pudieron seguir. Bárbara cuenta como todos los días escribe en un cuaderno. Aracely recuerda que más que dibujar le gusta inventar historias y propone que en marzo lo hagamos nuevamente con dramatización incluída.

Joshua que va a ir a primero quiere seguir, cumplirá seis años y quiere aprender a leer. Es entusiasta y tiene una gran capacidad de retención.

Lo mismo con Almendra y Stephanie que me piden que regrese, que no pase lo que muchas veces, que viene alguien, empieza algo y luego no vuelve más. Les prometo que seguiré.

Después de conversar comimos queques con jugo. La única que pudo venir, porque pudo salir temprano de su trabajo, y a quien se le agradece por su presencia, fue Andrea, la mamá de Almendra y Joshua. Junto a ella y con los niños miramos los dibujos que hicieron, los comentamos y recordamos a los que no estaban presentes.

Al respecto, si algo me queda claro como monitora del taller e idependientemente del inmenso cariño que siento por estos niños maravillosos, es que tenemos que seguir.

Si bien el tema de la inasistencia fue recurrente y no siempre estuvieron todos lo cual significó que no pudiéramos avanzar en, por ejemplo, desarrollar esa gran capacidad para contar cuentos que tienen Antonia y Stephanie; la gran comprensión y el gusto por la lectura de Camila y Stephanie; el conocimiento sorprendente sobre gramática y ciencias naturales de Bárbara; la facilidad para hacer historias de Aracely que se suma a la iniciativa y a idear maneras de dramatizar lo escrito.

La claridad y voz firme con que lee Camilo y el buen humor que le acompañan hasta cuando inventa pequeñas canciones; la permanente sonrisa de Almendra que no se pierde palabra de la lectura y pide escribir sus propios cuentos; la inquietud de Félix que le resta en concentración hasta cuando algo le gusta; la silenciosa dulzura de Cristina que hace pequeños dibujos que reflejan bien la leído; la tierna y silenciosa atención de Sofía las ganas, el buen humor de Marcelo y la facilidad para leer cuentos; las espontáneas opiniones del más pequeño, Joshua, que no para de dibujar incluso cuando leemos, pero que no se pierde palabra de lo dicho y sabe cuando decir cosas serias que le hacen parecer más grande.

También está el desafío para que Nacho, que dibuja con una habilidad que impresiona, asista siempre y se integre al grupo para aportar con esas inmensas capacidades que tiene y esa forma de ver las cosas que lo hacen parecer más grande y que venga con Tamara, a la que le brillan los ojos cuando se leen cuentos.

Y el mayor desafío, lograr que vengan niños mayores y conseguir que vuelvan las dos Nicole, que puedan darse un respiro en la tarea de trabajar en el negocio de su familia, la una, y de cuidar al hermano pequeño la otra.

Cuando vienen al taller los niños lo pasan bien, aportan con entusiasmo en la medida que hacen algo diferente a lo que hacen todos los días de la semana y sobretodo se regalan un momento para ellos mismos, al tiempo que disfrutan, mientras yo aprendo también de cada uno de ellos.

martes, 26 de enero de 2010

Sesión número quince - Taller de cuenta cuentos Juan Pablo II - Lo Barnechea



Esta vez los niños Delgado están fuera de Santiago; vienen Aracely, Almendra, Stephanie y el pequeño Joshua. Cuando regresamos con Aracely dos niñas se acercan y nos preguntan que hacemos. Les cuento sobre Teneos tanto que contar y les invito a participar, tiene 14 y 15 años, miran a los pequeños y sonrientes dicen que no. Les digo que para marzo podríamos hacer un taller con niños de su edad. Cuando ellas se van nos siguen tres niñas que han escuchado la conversación. Almendra, que las conoce, las invita a participar; Michelle, Denisse y Krishna se integran inmediatamente, aun cuando Krishna no vive en el campamento.

Leemos un par de cuentos de "Cuentos para chicos no tan chicos" que no les entusiasma mucho y entonces leemos unos tres cuentos cortos tradicionales. Conversamos sobre ellos y las niñas nuevas dicen que les gustaría volver en marzo, que les gustó que les leyera cuentos. La última parte de la sesión nos sentamos a mirar los dibujos que han realizado todos los niños desde octubre, cuando se inició Tenemos tanto que contar. Conversamos sobre como organizar la última sesión y final de este año. La idea es poner los dibujos en las paredes para que los vean todos y que vengan los padres.

Finalmente quieren leer cuentos cada una y los últimos minutos cada una se concentra en uno.

Una vez más nos despedimos con sonrisas y con alegría.

sábado, 16 de enero de 2010

Sesión número catorce - Taller de cuenta cuentos Juan Pablo II - Lo Barnechea



Son pocos los niños que están en el Campamento. La casa de Félix y Camilo está cerrado y viene sólo Cristina. Marcelo también se suma, lo mismo que Aracely y Stephanie.

Es una de esas tardes tremendamente calurosas y entre jugos y galletas, para disipar la somnolencia, leemos cuentos tradicionales: “El enanito de la pared”, “La cucarachita Martina”, y “La casa de Anton”. Leemos jujnto con Marcelo que se concentra, pronuncia bien y se compenetra en la lectura.

Hay risas y comentarios. El cuento de la cucarachita lo leo casi todo y les digo que ese cuento nos lo contaba mi abuela, a la que cuando ella era niña ya se lo contaban, sólo que el nombre era “Mandinga” y no Martina. Quieren leerlo otra vez, les gusta, porque se suceden personajes animales con distintas características y ellos lo comentan. Pasa lo mismo con el cuento de Antón.

Aracely los disfruta e inicia la conversación y cada uno habla sobre lo que más le gustó o le llamó la atención. Hemos estado cerca de dos horas entre lecturas y conversación pero están tan estimulados que quieren dibujar, aunque ya se nota el cansancio. Mientras Stephani y Cristina se divierten dibujando, Aracely prefiere escribir una historia y con Marcelo deciden hacerlo y conversan como plantearla. Apenas la empiezan vienen a buscar a la niña y el cuento queda trunco, Marcelo intenta seguir pero el cansancio puede más y Stephanie y Cristina ya se quieren ir, hemos estado dos horas y media en un día muy caluroso. Quedamos en continuar la próxima sesión con la escritura del cuento.

sábado, 9 de enero de 2010

Sesión número trece - Taller de cuenta cuentos Juan Pablo II - Lo Barnechea



Sesión número trece - Taller de cuenta cuentos Juan Pablo II - Lo Barnechea

Recojo a los mismos niños. Al llegar a la biblioteca nos espera la madre de Fernando, que asistió una vez pero no regresó. Está con su hija pequeña, Trinidad, que desea unirse al taller.

No podemos usar la sede y la sala de la biblioteca es pequeñita y oscura, nos quedamos en la entrada, sacamos una mesa y sillas y utilizamos una banca que está en el exterior. Félix va con Marcelo a buscar a Almendra y como se demoran empezamos con el juego del dibujo escondido. Es decir, se dobla un papel en varias secciones continuas y cada uno dibuja algo, el que sigue también en la sección siguiente. Finalmente se abre el papel y se ve el resultado del dibujo escondido. Jugamos con tres papeles diferentes que intercambian entre ellos.


Llegan los niños con Almendra y dos niñas nuevas vecinas de ella. Aracely y Bárbara que trae a su hermano pequeño. Llega David que aprovecha de tomar fotos de todos los niños que en total suman diez.


Las dos niñas nuevas se integran sin dificultad y empiezan a escribir frases que se les viene a la memoria a partir de los dibujos. Todos las siguen. Aracely espontáneamente sugiere escribir una historia con esas frases y empieza sóla. Bárbara hace lo suyo y Camilo empieza a sugerir también frases. Conversamos y decidimos escribir una historia entre todos. Los más pequeños observan y de vez en cuando dan alguna idea. Hay acuerdo general en el tema y aparecen animales, un zoológico, una familia.


A medida que avanza la historia Aracely propone que una vez que la terminemos la actúen y empiezan sin más, dirigidos por Aracely, a repartirse los papeles: uno es elefante, otro loro, un burro, los padres y los hijos de la familia. Alcanzan los personajes para todos. Deciden la distribución del espacio y como van a actuar. Me piden grabar la obra.


En el interior de la biblioteca hay una caja con juguetes y ahí seleccionan lo que les va a servir para sus personajes. Es como si lo hubieran ensayado o como si fuera habitual en ellos jugar a actuar.

jueves, 7 de enero de 2010

Sesión número doce- Taller de cuenta cuentos Juan Pablo II - Lo Barnechea



Sesión número doce - Taller de cuenta cuentos Juan Pablo II - Lo Barnechea

Es jueves. Al recogerlos a Félix y sus hermanos se acerca otro niño y Félix me pregunta si podemos invitarlo. El niño corre a avisarle a su madre y al instante se nos une. En el camino hay otro niño al que saludan, esta vez es Camilo quien pide que lo invitemos. David no quiere asistir cuando lo pasamos a recoger, dice que vendrá el sábado. Llegamos y van en busca de Almendra y Yoshua.


Ellos eligen el cuento que vamos a leer. De “Cuentos para chicos no tan chicos por escritores alemanes de hoy” eligen dos cuentos “El hombre que vino de Groenlandia” de Rolf Haus y “Mauricio, el hombre que se quedó calvo” de Wolf Biermann.


Camilo pide leer, le gusta hacerlo y lee con voz fuerte, clara y pausada; no cuesta seguirle. Lo mismo Marcelo que también lee con claridad. Se suman los otros niños y leen cada uno un párrafo. Conversamos sobre cada uno de los cuentos y luego quieren dibujar el segundo cuento.


El dibujo una vez más permite que comenten y cuenten cosas; cada uno quiere explicar que parte del cuento está ilustrando.


Aun cuando, en general, ha fluido bien la sesión, ha habido interrupciones. Félix es un niño inquieto y le cuesta concentrarse y esta vez se pelea con Juanito. Ambos se provocan y es difícil contenerlos; esto interrumpe el curso de la sesión y debo ponerme firme. Se suma el que están aún mucho más cansados que la vez anterior porque fueron con la colonia de verano toda la mañana hasta pasado el medio día a la piscina y a dos les duele la cabeza por efecto del sol.


Almendra se concentra y finalmente me explica sus dibujos. Todos hicieron dos, pero en los de ella hay conceptos escritos que describen el estado de ánimo del personaje principal. Recalca en ello y explica las razones. Camilo tiene la misma percepción y aunque no lo expresa con palabras, sus dibujos muestran también la diferencia de estados de ánimo a través de la expresión del rostro de su personaje.


Hemos estado más de dos horas y el cansancio no les permite seguir. Antes de irse comemos berlines de la nueva panadería que instaló la madre de David. Preguntan si voy a volver el sábado.